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El auge del microteatro guayaco

     Existe un gran auge de espacios culturales  donde la gente puede disfrutar del microteatro, cada vez más se suman los actores tanto emergentes como de gran trayectoria que apuntan a presentar sus piezas artísticas en este formato. Jaime Tamariz inaugura el primer lugar con este concepto adoptado del teatro español, denominado como "microteatro por dinero", convirtiéndose así en una tendencia  en ciudad de México, Miami y Buenos Aires, esto atrajo a un público nuevo que esperaba algo diferente tambien en nuestra ciudad.  Luego, bajo la misma idea el director y actor Ricardo Velasteguí  emprende un nuevo reto con la apertura de Pop up Teatro Café, en 2016.  Con el objetivo de abrir las puertas de un lugar que permita a los artistas nacionales trabajar en la actuación.

La demanda del público aumentaba considerablemente, tanto así que estos lugares no se abastecían, las personas tenían que llegar temprano para comprar las entradas, y muchas veces se encontraban con largas filas. Luego en menos de un año en Samborondón se abre otro Pop Up con el mismo pensamiento. Y así, detrás de ellos comienza a abrirse un abanico de gestores y artistas que siguen estos pasos. Guayaquil no solo le da apertura a la danza, festivales, conciertos,  teatro,  el ciudadano va más allá de lo común, y se adapta  a estas nuevas propuestas. Notamos el crecimiento del arte en la urbe porteña, las personas, en ese entonces,  optaban por acudir con frecuencia a ver una gama de obras que se tomaban la cartelera de los grandes escenarios como lo es, el teatro, aunque son conceptos distintos, el fin de presentar una historia llama la atención de quienes se inclinan por el arte, o tal vez se une a esta tendencia.

En este lapso  de tiempo que ha pasado entre el  2016 y 2017, la mirada del consumidor se dirige hacia el micro, aunque no se divide la audiencia, al contrario se unifica. Así lo corrobora Arturo Zöller, “La inmediatez de hoy en día con la tecnología es lo que hace que las personas quieren las cosas más cortas, pero no por cortas son malas o son mejores, lo importante es que estos lugares de microteatro están creando nuevos públicos, gente que no se acercaba al teatro, lo está haciendo, cuando comienza a ver de qué se trata esto, quiere ver más y viene a nosotros, entonces esto es un circulo y va a seguir sucediendo”. Expresó el director del Teatro Sánchez Aguilar.

El microteatro también se convierte en la oportunidad para aquellos que recién inician en esta carrera, y se comienza a expandir campo para nuevos talentos, incluso en la actualidad se puede apreciar la combinación de artistas emergentes con otros de gran trayectoria. Uno de los rostros más cotidianos en micro es el de Víctor Aráuz, actor y protagonista de varias telenovelas y  películas ecuatorianas, quien ha confesado en reiteradas ocasiones gozar de ser parte de este grupo. Cuenta además, que, parte del éxito que están teniendo como artistas es consecuencia de la respuesta de todos aquellos que no solo se han adaptado a esta oferta, sino han entendido el significado de consumir arte nacional.  

Por su parte, la huella femenina también toma más espacio entre las propuestas de estas producciones, por ejemplo, la actriz Carolina Jaume expresa que este tipo de piezas permite tener al actor frente al público con más cercanía, “Sus emociones se sienten y el feedback es distinto, por ende nos exige como profesionales tener más técnica y mucha práctica para hacer microteatro”, comenta la también comunicadora. Ella dedica gran parte de su tiempo laboral en realizar nuevos proyectos, porque está convencida que  así mantiene viva las bases de su carrera.  Considera que para llegar al público tiene que dejarse llevar por la adrenalina, ésta es su mejor aliada a la hora de pararse en el escenario y concentrarse en sus personajes. 

 

Aquí no solo influye el contenido de las obras, los artistas, sino también el ambiente de estas salas que son diseñadas para crear confianza con el espectador. Por lo general, son pintadas de color negro como una propuesta minimalista para lograr utilizar el poco uso de elementos en la escenografía.  Todo esto tiene un significado para los expertos en el tema, y es que el público que asiste a una sala de microteatro  capta con facilidad el mensaje de estas puestas en escena, los 15 a 20 minutos de duración no son suficiente, quieren más. Pero en consecuencia para los gestores ésta es una forma de engancharlos a ver más de una obra, y por lo general tiene resultado, desatando así el interés de los asistentes en ver más de una creación teatral.

Con estas reacciones notamos que Guayaquil está cambiando, la ciudad está ansiosa de arte, y lugares como el microteatro sin duda fueron creados para suplir la necesidad  cultural a la que se está viendo expuesta la ciudad  más habitada del país. El equipo profesional y humano que se embarque en este tren de aventuras teatrales, deberán trabajar en conjunto y conseguir buenos guiones,   sumarse directores apasionados que propongan cosas nuevas, actores que estén dispuestos a usar su imaginación para innovar, a la final el microteatro se convierte en un sitio de experimento que proyecta obras creativas para todos los gustos. No se trata de realizar cualquier producción, hay que darle diversidad al público, y esto depende de los artistas en general. 

Guayaquil ya cuenta con varios lugares con este concepto, a inicios del mes de Julio la zona del Malecón del Salado se activó con la apertura de la zona cultural La Bota, con capacidad para 350 personas en total, aquí se exponen obras de todo tipo, en distintos horarios de miércoles a domingo (El Universo, 2017).  A éste le sigue Shapó Teatro Café, y Viña Arte, los dos últimos inaugurados a mediados de este año, donde las propuestas que ofertan son  similares a las anteriores mencionadas. Con respecto a este auge ha reflejado a través de la audiencia y los grupos teatrales que buscan adentrarse en esta corriente, gracias a la calidad de las obras, el interés del público y el ambiente cultural que se respira. Pero sobre todo por la dedicación de los artistas nacionales que se involucran en cada pieza, trabajan en sus producciones de manera minuciosa para dejar en el escenario lo que son, su esencia y profesionalismo.    

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